Durante los casi 63 años de su vida, Martín Lutero (1483-1546) cambió el mundo. A través de sus esfuerzos el norte de Europa se separó de la iglesia católica y estableció su propio rumbo. Millones de personas llegaron a conocer a Dios de una manera completamente nueva. Lutero era consciente de su propia contribución. Se veía a sí mismo como la palanca de Dios en un mundo parado y estancado. Algunas veces tenía terribles dudas y temía haber cometido errores y que todo saldría mal, pero en otros momentos confiaba plenamente en Dios y podía rendirse a su voluntad como un niño. Es famosa su siguiente cita:
Mientras bebía la cerveza de Wittenberg junto a mis amigos la Palabra obró y lo hizo todo.
Una descripción de la vida de Lutero se puede encontrar en cualquier sitio en internet. El siguiente reportaje sin embargo se distingue por contener multitud de citas, provenientes de las charlas de sobremesa entre Lutero y amigos, compañeros y familiares (WATR, véase Fuentes). Para la literatura secundaria y los artículos de fondo que se han utilizado véase la página Enciclopedia de Lutero.
La vida de Lutero se puede subdividir en cuatro etapas (aunque es posible categorizarla de distintos modos):
- Primera etapa (1483-1516): Joven y buscando
- Segunda etapa (1517-1521): El gran avance
- Tercera etapa (1522-1530): Determinar el rumbo
- Última etapa (1531-1546): Edad avanzada
Primera etapa: Joven y buscando (1483-1516)
Lutero nació el 10 de noviembre de 1483, en una familia de campesinos en el pueblo de Eisleben. Un año después la familia se trasladó a Mansfeld. Su padre se hizo minero y poco a poco la familia fue prosperando.
Mis antepasados fueron campesinos honestos. Más tarde mi padre se fue a Mansfeld y se hizo minero. Allí yacen mis raíces. (WATR 5, 558; núm. 6250).
Su educación fue muy rígida:
Mis padres me educaron de modo tan severo que me volví tímido. Mi madre una vez me dio un golpe tan fuerte que sangré, mientras que la causa era tan solo por una nuez. (WATR 3, 416; núm. 3566b)
Más tarde Lutero contó la siguiente historia para ilustrar los efectos de su severa educación:
De niño una vez fui a cantar canciones por el barrio para recolectar salchichas. Se nos acercó alguien que en broma gritó: “¿Oye, qué hacéis, canalla? ¡Vais a pillar!” mientras que se nos acercó con dos salchichas en la mano. Sin embargo, nosotros nos fuimos corriendo a pesar de que el hombre solamente quería darnos algo. Lo mismo nos sucede con Dios. Huimos de Él mientras que Él solamente quiere darnos algo bueno. (WATR 1, 59; núm. 137)
En 1497 (cuando Lutero tenía 14 años) su padre lo envió a la escuela en Eisenach, que tenía una buena reputación, y por ello tuvo de irse de casa. Lutero siempre estuvo agradecido por el buen tiempo que pasó en la escuela. Cuando cumplió los 18 se le permitió irse a la universidad en Erfurt. Esta era una institución moderna y progresista donde Lutero descubrió a Aristóteles y otros grandes filósofos. Conforme a los deseos de su padre Lutero decidió especializarse en Derecho.
El 2 de julio de 1505 sin embargo sucedió algo que le cambiaría la vida. Estaba de camino de casa de sus padres en Mansfeld a Erfurt, donde él estudiaba, cuando estalló una gran tormenta.
Un rayo cayó muy cerca de mí. Me asusté terriblemente y grité: ¡Ayúdame, santa Ana, y me convertiré en monje! (WATR 4, 440; núm. 4707)
Ana era la madre de María, la madre de Jesús. Lutero llegó sano y salvo a su lugar de destino y por ello se sintió obligado a cumplir su voto, a pesar de que pronto se arrepintió de ello y su padre se puso furioso cuando dejó los estudios de Derecho.
Mi padre se enojó mucho con mi voto pero aun así yo lo cumplí (WATR 4, 440; núm. 4707)
Lutero eligió el monasterio de los agustinos, localizado también en Erfurt, por su fama de rigoroso y disciplinado a la hora de estudiar. Después de un año de prueba – no todos aguantaban en una pequeña celda con solamente una mesa, una silla, un candelabro y un jergón como colchón – fue admitido definitivamente en setiembre de 1506. Menos de un año después fue ordenado sacerdote, el 4 de abril de 1507.
Muy pronto los talentos de Lutero salieron a la luz. Por eso ya en 1508 se le permitió dar clase en la recién creada universidad de Wittenberg, primero en filosofía. En 1510 hizo un viaje a Roma, donde se sorprendió de la corrupción y el libertinaje de los líderes oficiales de la iglesia medieval.
En 1512 recibió el título de ‘Doctor en Biblia’, es decir, profesor en asignaturas bíblicas. A partir de ese momento se le asignó la tarea de explicar la Biblia. Empezó por los Salmos (de 1513 hasta 1515), con a continuación la Epístola a los romanos (1515-1516), la Epístola a los gálatas (1516-1517) y nuevamente los Salmos (1519-1521). Una de sus primeras publicaciones es una exégesis de los siete salmos penitenciales (primera edición 1517, revisión 1525: traducción NL).
En general los expertos coinciden en que en estas clases se sentaron las bases de las ideas reformistas posteriores de Lutero. No se hizo reformador en primer lugar porque vivió experiencias especialmente profundas o porque el declive de la Iglesia le emocionara tanto, sino porque durante años estudió la Biblia profundamente. A medida de que iba estudiando la Biblia las cosas se le iban quedando más claras y cada vez tenía más dificultades con la teología tal y como se enseñaba en aquél entonces (véase su Disputa contra la teología escolástica de 1517: traducción DE / EN). Tal y como reflejan sus cartas, Lutero convenció a los estudiantes y a algunos de sus compañeros en la universidad de sus pensamientos, como por ejemplo a Spenlein (NL) y a Espalatino (NL).
Entonces se produjo un momento decisivo.
Segunda etapa: El gran avance (1517-1521)
Para Lutero la gota que culminó el vaso fue cuando cierto tipo llamado Tetzel empezó a vender indulgencias ostentosamente.
La venta de indulgencias suponía una importante fuente de ingresos para la Iglesia. Según la teología oficial las indulgencias permitían redención de los castigos que uno obtenía por pecar. Aunque Dios perdonaba los pecados (en el momento en que el sacerdote pronunciaba las palabras ‘Ego te absolvo’, yo te absuelvo) aún hacía falta expiación de los pecados, por ejemplo mediante una peregrinación o rezando algunas oraciones. Justamente esta expiación era lo que se podía evitar al comprar indulgencias.
Según Lutero esto sin embargo no era teológicamente correcto. Si Dios perdona pecados no hace falta hacer nada más, ya que la gracia de Dios es verdaderamente gracia. Con este mensaje rápidamente se hizo popular entre los ciudadanos de a pie.
Por aquel entonces Tetzel vendía sus indulgencias, con lo que atraía a las masas. Sin embargo yo lo desaconsejaba, explicándole a la gente el verdadero significado de gracia y perdón de los pecados. Pero Tetzel descaradamente continuó el negocio, así que yo empecé una discusión sobre las indulgencias. Eso es lo que puso el mundo de patas arriba. (WATR 5, 76; núm. 5346)
Fue entonces que Lutero escribió sus famosas 95 tesis sobre el poder de la indulgencia (traducción: NL/ EN/ DE) y más adelante también el corto Sermón sobre la indulgencia y la gracia (DE). Debido a que poco antes se había inventado la imprenta, los escritos de Lutero se pudieron difundir por toda Alemania más rápido que nunca antes. En el periodo más productivo de Lutero hubo varias editoriales que se ocupaban exclusivamente de imprimir y distribuir sus obras. Sin embargo, Lutero tenía sentimientos encontrados sobre esto:
No quiero que mis libros sean difundidos, especialmente aquellos que escribí primero. Me gustaría que fueran olvidados, porque la Iglesia está llena de libros mientras que se olvida la Biblia. (WATR 4, 87; núm. 4029)
Tetzel era un fraile dominicano, mientras que Lutero era un fraile de la orden de los agustinos. La poderosa orden de los dominicanos defendió a su representante. Convocaron a Lutero para pedirle cuentas, lo cual solamente hizo empeorar la situación. Hay cuatro eventos especialmente importantes:
1. La entrevista con el cardenal Cayetano, el mayor representante dominicano, en Augsburgo (octubre 1518). Fue celebrada con la intención de convencer a Lutero de su orgullo y persuadirlo para que se arrepentiera de sus errores. Lutero sin embargo se negó, ya que estaba convencido de que sus ideas tenían fundamentos bíblicos.
Incluso si la humildad en persona dijiera algo nuevo, aún habría quien no estaría de acuerdo y lo acusaría de orgullo. Por eso fueron asesinados Cristo y los mártires; porque parecía que despreciaban la antigua y venerada sabiduría. O porque no pedían consejo antes a aquellos que supuestamente poseían la doctrina tradicional medieval. (WABR 1, Carta a Juan Lang, 11 noviembre 1517)
2. El debate con Johann Eck en Leipzig (julio 1519) en la cual principalmente se discutió quién debía tener la última palabra en discusiones sobre la doctrina cristiana. Según Eck era el Papa, por lo que Lutero tenía que respetar su autoridad. Sin embargo, Lutero mediante esta discusión llegó a la conclusión que solamente la Biblia tiene la última palabra y que la Iglesia y el Papa pueden errar.
3. La quema de la bula. Cuando quedó claro que Lutero no renunciaría a sus ideas, Roma lo excomulgó oficialmente en junio de 1520. Lutero a su vez comprendió que Roma tampoco cambiaría y se hizo más radical. El 10 de diciembre quemó la bula a las afueras de Wittenberg, junto con otros escritos importantes, después de que sus propios escritos habían sido arrojados a la hoguera por teólogos de Lovaina. De esta manera su ruptura con Roma se hizo irreversible.
4. Cada vez más gente tomó el partido de Lutero. Para políticos importantes esto tuvo consecuencias, ya que en aquél entonces aún no existía libertad de religión y todos los habitantes de una región debían profesar la misma religión. La pregunta esencial fue qué partido tomaría el emperador Carlos V (y I de España) y si él estaría de acuerdo con la escomunión de Lutero. En abril de 1521 el emperador demandó que Lutero viniera a dar explicación en la Dieta en Worms, una reunión al más alto nivel político.
El emperador Carlos me convocó a la Dieta. Mi amigo Espalatino me aconsejó de no presentarme porque sería demasiado peligroso, pero yo le contesté que iría a Worms incluso si allí hubieran tantos diablos como tejas en los tejados, porque estaba resuelto y no tenía miedo. ¡Dios puede hacer a alguien tan insensato! (No sé si todavía lo soy…) Por eso hice el viaje a Worms en una carroza abierto y vestido en mi hábito. La gente se acercaba para verme pasar. (WATR 5, 68v.; núm. 5342b)
Al final de la interrogación Lutero pronunció sus famosas palabras (aquí en NL / DE / EN):
Si las Escrituras o argumentos claros no me convencen (…) entonces estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero revocar nada, porque ir en contra de la conciencia es problemático y poco saludable. Dios me ayude, amén. Esta es mi postura, no puedo hacer otra cosa. [Tal vez Lutero no pronunció estas palabras literalmente]
Después de la Dieta Lutero obtuvo permiso para regresar a casa. Para su propia seguridad de camino de vuelta sufrió un supuesto atraco que sirvió para poderlo llevar a un lugar seguro: el castillo de Wartburg. Allí Lutero se dejó crecer la barba y pretendió ser ‘Junker Jörg’ (el caballero Jorge). Esto no resultó tan sencillo: en el momento en que Lutero veía un libro intentaba cogerlo para leerlo, mientras que los caballeros en aquél entonces apenas leían. También de vez en cuando empezaba discusiones sobre la fe con gente que no sabía quien era realmente. Además de estas dificultades, Lutero contó cómo tenía la sensación de que en Wartburg todo tipo de demonios lo atormentaban:
Cuando en 1521 me marché de Worms me hicieron prisionero y me encerraron en una pequeña celda en el castillo de Wartburg. No se me permitió ninguna visita, solamente dos muchachos que dos veces al día me traían comida y bebida. En una ocasión me trajeron una bolsita con avellanas, que guardé en un baúl. Pero cuando esa noche me fui a dormir, de repente se me cayeron avellanas por encima. repiqueteaban con fuerza contra las vigas y la cama. Yo simplemente lo dejé suceder. Cuando ya me había dormido, me desperté por un ruido enorme, como si alguien estuviera tirando barriles de cerveza por las escaleras. Sabía que el acceso a la escalera estaba cerrado de modo que nadie podía subir, así que fui a mirar qué era lo que estaba pasando. Sin embargo, no había nada que ver. Entonces dije: ‘si eres tu, diablo, que así sea’. Y me entregué al Señor, de quin está escrito: Todo lo pusiste debajo de los pies del hombre (Salmo 8). Algunas noches había tanto ruído que me pensaba que había mil demonios por ahí. Lo mejor que en tal caso se puede hacer es negarlo e invocar a Cristo, porque eso el diablo no lo puede soportar. (WATR 6, 209; núm. 6816)
En medio de la lucha con Roma, en el año 1520 (por lo cual antes de su encierro en Wartburg), Lutero escribió lo que se considera sus tres tratados más importantes: La libertad cristiana (traducción: NL / EN / DE), El cautiverio babilónico de la Iglesia (traducción: NL / EN / DE ) y la carta a La nobleza alemana (traducción: EN / DE). De esta manera llevó su lucha con Roma a un plano más general que solamente la cuestión de las indulgencias. Todo resultó estar conectado y que en un punto se moviera una aguja tuvo un efecto dominó.
Tercera etapa: Determinar el rumbo (1522-1530)
Después del gran avance empezó un período decisivo en el cual Lutero tuvo que tomar una multitud de decisiones y se vio enfrentado a todo tipo de conflictos sobre cuestiones personales y ajenas . Las siguiente ocho gran decisiones, eventos y desarollos llegaron a determinar el rumbo de la Reforma luterana:
- Traducción de la Biblia al alemán
- Conflicto con Karlstadt sobre rebelión
- Guerra del Campesinado
- Conflicto con Erasmo sobre el libre albedrío
- Matrimonio de Lutero
- Conflicto con Zuinglio sobre la Santa Cena
- Nueva organización de la iglesia
- Conflicto con Agrícola sobre la ley
A continuación se explica cada uno de estos puntos con más detalle.
1. 1. A su llegada a Wartburg Lutero necesitó un tiempo para recuperarse. Además de estar fatigado sufría de problemas intestinales. Después de recuperarse se puso a trabajar. Escribió muchas cartas a sus amigos y también múltiples libros. Pero lo más importante es que empezó su obra de traducir la Biblia al alemán. Hasta entonces la Biblia existía únicamente en latín, que sólo las personas con más estudios podían leer. Lutero sin embargo quiso hacer la Biblia accesible a todos. En once semanas tradujo todo el Nuevo Testamento por primera vez y más adelante tradujo también el Antiguo Testamento. Después de un proceso gigantesco y contando con la colaboración de sus amigos el proyecto estuvo listo en 1534. Una revisión de esta Biblia de Lutero (el original se puede encontrar aquí en una edición académica) todavía se utiliza en Alemania.
En los tiempos de Cristo y de los apóstoles el evangelio era material didáctico. Durante el mandato de los papas fue material de lectura. Pero ahora se ha convertido en dinamita con la cual se elimina a los oponentes. (WATR 2, 352 ; núm. 2185)
2. Mientras Lutero permanecía en Wartburg surgieron problemas en Wittenberg. Algunos seguidores de Lutero consideraron que la obra de Lutero debía completarse y que hacía falta una Reforma radical. Querían abolir todas las tradiciones y costumbres y por ello acosaran a monjes y destruyeron altares y estatuas. Especialmente Andreas Karlstadt causó problemas. Melanchthon, amigo de Lutero, no supo muy bien qué hacer. Por eso Lutero decidió volver en marzo de 1522. Predicó cada día durante una semana para apaciguar a la gente (los ocho sermones Invocavit: traducción EN). El punto de salida de estos sermones es que nunca se puede imponer la fe nuevamente encontrada, sino que debe ser aceptada voluntariamente por cada individuo. Una revolución no tiene ningún sentido, ya que es mucho mejor conseguir una evolución gradual (véase su obra Una fiel exhortación a todos los cristianos a guardarse de la rebelión y revuelta, traducción: NL / EN / DE). Esa es la manera espiritual de tratar con los demás. Sin amor para el prójimo la fe está muerta.
3. Lutero consiguió enderezar las cosas en Wittenberg, pero no pudo evitar que en otras partes del país la situación llegara a descontrolarse. Después de se dara el pandemonio fue imposible volver a recobrar el control. En muchos lugares de Alemania surgió un espítiru revolucionario, especialmente entre los campesinos. Deseaban saldar las cuentas no solamente con Roma, sino también con la opresiva autoridad. Su líder, Thomas Münzer, consideraba que Lutero no se preocupaba suficientemente por la pobre clase baja. Se convirtió en el caudillo de una revolución campesina en 1525. Lutero replicó con un escrito feroz en el cual argumentó que el gobierno tenía todo el derecho de matar a estos campesinos (Contra los campesinos asaltantes y asesinos, traducción: EN / DE). Por lo tanto, no se sumó al lado de aquellos que interpretaban sus ideas de una manera ‘de izquierda’. La autoridad debe ser obedecida, había escrito ya en 1523 (Sobre la autoridad secular: hasta dónde se le debe obediencia, traducción: NL / EN / DE).
4. En 1525, durante la Guerra del Campesinado, Lutero se vio enfrentado con un nuevo oponente. Hasta entonces había tenido que tratar con Roma por un lado y con los radicales por el otro. A estos se sumó el humanismo, un movimiento de renovación más bien cultural, con el neerlandés Desiderius Erasmo como su gran capataz. A pesar de que Erasmo simpatizaba con Lutero él quería evitar problemas con Roma, por lo cual escribió un documento para dejar claro que no estaba de acuerdo con las ideas de Lutero. En este texto abordó principalmente la cuestión del libre albedrío del hombre: él opinaba que el hombre efectivamente dispone de un libre albedrío, mas Lutero discrepaba. Lutero reaccionó en la obra La voluntad determinada declarando que se alegraba de que Erasmo escribiera sobre este tema, porque opinaba que este era un asunto esencial. Todas esas otras cosas (las indulgencias, el papa, el purgatorio) son solo una cuestión secundaria. La pregunta más importante es si el hombre de por sí mismo quiere servir a Dios. En este escrito ya se pueden distinguir los puntos de debate que llevarían a la futura ruptura entre la fe cristiana y la Ilustración.
5. En el importante año 1525 Lutero además se casó con Katharina von Bora. Tuvieron un buen matrimonio y tuvieron seis hijos juntos. Tal y como era la costumbre en aquél entonces para Lutero la mujer tenía un papel subordinado.
Amo a mi Käthe, incluso más que a mí mismo. ¡Sin duda! Preferiría morir yo mismo que ella y los niños tuvieran que morir. (WATR 2, 135; núm. 1563)
Mi esposa puede conseguir muchas cosas de mí. Ella maneja todos los asuntos así que le permito casi todo. Pero yo soy y sigo siendo quien manda. El dominio de una mujer jamás ha traído algo bueno. Adán podía gobernar todos los animales mas cuando Eva lo convenció de ser como Dios las cosas salieron mal. ¡Todo esto gracias a la mujer! (WATR 3, 25v.; núm. 2847a-b)
Amaba a sus hijos y ellos en muchas cosas fueron un ejemplo para él.
Por nomal que parezca ahora, el matrimonio de Lutero en su tiempo fue un gran escándalo. Lutero había sido monje, y los monjes habían realizado el voto del celibato, por lo que incluso algunos de sus amigos se ofendieron por ello. ¡¿Cómo podía darle tal motivo a Roma para criticarlo?! Mas Lutero sostuvo que el matrimonio era algo bueno y que no había nada de malo en ello. El matrimonio ayuda a guiar los deseos en una dirección correcta, tal y como ya había argumentado anteriormente (Sobre la vida matrimonial, traducción: EN / DE). Lo que sí había sido un error en su vida era su promesa de hacerse monje, mas el matrimonio era correcto.
He sido engañado por lo que la Iglesia enseñaba. El matrimonio es necesario para casi todos. Cuando Dios dice: ‘Fructificad y multiplicaos’ eso no es solamente un mandamiento sino algo que Dios proporciona. Eso por lo tanto no es fácil de contener. (WA 10/II, ‘Vom eheligen Leben’ (1522), 276)
El mejor recurso contra el libertinaje es el matrimonio y una mujer es la mejor compañera para la vida. Traen niños al mundo, se ocupan de su educación y del hogar y tienen un carácter misericordioso. Dios las ha creado para dar a luz a niños, alegrar a los hombres y para ser misericordiosas. (WATR 1, 5v.; núm. 12)
Katharina y Lutero empezaron una nueva vida juntos. Se fueron a vivir en el antiguo monasterio agustino, de donde todos los monjes se habían ido. Tenían mucho espacio y por eso podían acoger a todo tipo de personas en casa. Los huéspedes a menudo comían con ellos en la gran mesa, donde había multitud de temas de conversación. En cierto momento alguien decidió apuntar las expresiones de Lutero en un cuaderno. Lutero no tenía problemas con ello y de esta manera se crearon cuadernitos con Charlas de sobremesa (NL), llenos de anécodtas fascinantes y commovedoras.
6. En la segunda mitad de los años veinte Lutero se vio involucrado en varias discusiones acerca de la Santa Cena. Este conflicto sobre la Santa Cena fue con Karlstad y especialmente con Zuinglio. Para el éxito político de la Reforma era de gran importancia que Lutero y Zuinglio se pusieran de acuerdo. Por eso en 1529 se organizó el coloquio en Marburgo, que sin embargo no tuvo éxito. Según la doctrina de Roma, el pan y el vino de la Santa Cena se convertían realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo (‘transubstantiación’), mientras que Karlstad y Zuinglio consideraban la Santa Cena más bien como una celebración en memoria de la muerte de Cristo. Lutero se posicionó entre estos dos extremos. Para él las siguientes palabras de Cristo fueron esenciales: ‘Este es mi cuerpo’. Al trasfondo de esta discusión había otros temas que influían la cuestión, tal y como la relación de Dios con la realidad terrenal en general y la relación entre la fe y la razón. Es por esto que en casi ningún otro lugar Lutero escribió tan extensamente sobre Cristo como en su Confesión con respecto a la Santa Cena del 1528.
7. Mientras tanto, Lutero estaba ocupado también con la reorganización de la iglesia para que la vida de la iglesia y la liturgia correspondieran con la doctrina recién descubierta. Debido a que la iglesia y el estado todavía no estaban separados, el líder político de una región en teoría se convertía en el líder religioso de aquella región, de modo que los príncipes pasaron a formar la cúspide de la organización eclesiástica. Lutero además escribió los Catecismos Menor y Mayor (1529, traducción NL / EN / DE) También escribió cánticos (Pequeño libro de cánticos espirituales, 1524), estableció nuevos formularios para el bautismo y la Santa Cena (Formulario del bautismo, nueva organización, 1525; Misa alemana y la ordenación del oficio divino, 1526) y un formulario para la confirmación del matrimonio (DE).
8. Finalmente cabe destacar el conflicto que surgió con Johannes Agrícola sobre el significado de la ley (la primera controversia antinomista). Agrícola argumentaba que la ley solamente pertenecía en el ayuntamiento, es decir, solamiente tenía valor en la política. Los cristianos, sin embargo, estaban exentos de la ley. Agrícola declaró que con este argumentó se declaraba fiel a las anteriores ideas de Lutero mismo, mas Lutero no estaba de acuerdo con ello, ya que consideraba que también dentro de la iglesia la ley sigue siendo vigente.
De este modo la Reforma empezó a arraigar y mediante una multitud de conflictos poco a poco se fue haciendo evidente qué ideas defendía Lutero.
Última etapa: Edad avanzada (1531-1546)
Para muchos biógrafas de Lutero la Dieta de Augsburgo inauguró la última etapa en la vida de Lutero, de 1531 hasta su muerte en 1546. En estos quince años Lutero dejó su papel primordial y su influencia sobre la historia disminuyó y llegó a comportarse a veces de manera bastante caprichosa o irritable. Sin embargo, y a pesar de que su salud fue deteriorando, también en esta estapa escribió obras de gran importancia y su autoridad no fue cuestionada.
¡Ni reyes ni diablos pueden con mi doctrina! Por lo demás no hay nada que me alegre. Sé muy bien que mi vida no es algo de lo que estar orgulloso. Soy un miserable pecador y se lo dejo a mis enemigos para que ellos sean santos o ángeles. Les deseo mucho éxito. En lo que respecta a mi doctrina, yo le gano al diablo, al emperador y a todo el mundo. Mas en lo que respecta a mi vida, hasta un niño me gana. (WA 23, ‘Auf des Königs zu England Lästerschrift Titel Martin Luthers Antwort’ (1527), 29)
Cuando empezó la Reforma el emperador Carlos I estaba ocupado con su lucha contra Francisco I de Francia. Por eso tuvo que contemplar impotente cómo la Reforma dividía su Alemania, pero en los años veinte la situación cambió y reganó poder. En 1530 quiso llevar los asuntos a un buen término en la Dieta en Augsburgo. Lutero y sus compañeros aceptaros la propuesta y emprendieron el camino. Sin embargo, se dio el problema que que Lutero mismo no podía entrar en Augsburgo porque seguía excomulgado. Por ese motivo de finales de abril hasta principios de octubre residió en Coburgo, desde donde aconsejaba y escribía cartas a casa. A veces se sentía abatido:
Si ahora me muriera y me incidieras, verías que mi corazón está totalmente disecado por causa de mi pena y abatimiento. (WATR 2, 129; núm. 1550)
Tampoco se lo puso fácil a sus compañeros. Cuando Melanchthon le preguntó qué compromisos consideraba posibles, Lutero casi perdió los estribos.
¡Odio vuestra miserable manera de preocuparos! ¡Lo hacéis por causa de vuestra filosofía, no por la teología! ¡Como si con aquello fuerais a conseguir algo! ¿Qué más puede hacer el diablo que matarnos? Y en tal caso, ¿y qué? Te suplico, tu que en tantos asuntos afrontas las adversidades con valentía, por una vez, lucha contra ti mismo, tu peor enemigo, a quien Satanás proporciona tantas armas en contra de ti mismo. (WABR 5, 398v.)
Al mismo tiempo les escribió cartas pastorales de mucho consuelo. En Augsburgo sin embargo no se arregló la situación, con lo que el cisma de Europa se hizo definitivo.
En los años siguientes Lutero retomó su trabajo en la universidad. Impartió clases sobre la Epístola a los gálatas, sobre algunos Salmos y sobre Génesis, y como siempre sus clases atrajeron a muchos estudiantes.
Roma mientras tanto se estaba preparando para un concilio: una asamblea de la iglesia mundial para determinar qué rumbo a seguir. A Lutero se le pidió preparar a los protestantes para este acontecimiento. Esto resultó entre otras cosas en los Artículos de Schmalkald (1537: obra que más tarde fue reconocida por la iglesia luterana como confesión oficial de fe) y un estudio sobre los concilios en la iglesia primitiva en el cual Lutero expuso su visión sobre la iglesia (1539). En la obra Lutero mencionó siete características con las que se puede reconocer la iglesia: predicación, bautismo, Santa Cena, absolución, oficios, liturgia y… llevar la cruz. También habló sin rodeos al llamar al papa el anticristo, por lo que queda claro que no tenía grandes expectativas del concilio. Resultó que el evento no empezó hasta poco antes de la muerte de Lutero: el concilio de Trento se reunió a intervalos de 1545 hasta 1563.
Una página negra en la biografía de Lutero es lo que escribió sobre los judíos durante (especialmente) la última etapa de su vida. La pregunta es si sus expresiones pueden categorizarse como antisemitas, en el sentido de odio hacia los judíos debido a su presunta ‘raza’, ‘carácter’ o ‘nacionalidad’. Parece que el principal problema para Lutero era su rechazo de Cristo. A pesar de esto no rehuyó palabras duras y lenguaje incendiario e incitó a quemar sinagogas, a la expropiación y otras medidas. Más adelante, en el Tercer Reich de Hitler los nazis hicieron uso de tales declaraciones. Lutero también tenía una opinión manifiesta sobresobre los musulmanes (en su época los ‘Turcos’). Consideraba el surgimiento del imperio turco como un castigo de Dios por los pecados mientras que su doctrina debía ser combatida.
Lutero sufrió multitud de enfermedades y dolencias, entre las cuales cálculos renales, zumbidos en los oídos, insomnio, mareos, afecciones cardíacas y afecciones intestinales. Él lo atribuía al al diablo, pero a menudo comía y bebía más de lo debido.
Si nuestro Señor Dios puede perdonarme que hace veinte años lo crucifiqué y torturé [es decir, en las misas católicas que celebraba antes de la Reforma] entonces ahora también podrá perdonar el hecho de que ahora levante la copa ocasionalmente, en honor a Él. (WATR 1, 60; núm. 139)
En la noche del 17 al 18 de febrero de 1546 Lutero falleció. En su mesa encontraron la siguiente nota:
Nadie que no haya sido pastor o campesino durante cinco años podrá entender las Bucólicas y las Geórgicas de Virgilio. Nadie que no haya estado involucrado en la política durante veinte años podrá comprender las epístolas de Cicerón. Por lo tanto, que nadie piense que entiende la Escritura si no ha dirigido la iglesia junto con los profetas durante cien años. El poder sorprendente de Juan el Bautista, de Cristo y de los apóstoles es que no puedes quedarte quieto a su lado sino que la única opción es seguirlos lleno de admiración. Todos somos mendigos, esa es la verdad (Hoc est verum). (WATR 5, 317v.; núm. 5677)