Según usted un cristiano es ‘pecador y justo al mismo tiempo’. ¿Cómo es eso posible? ¿No es lo uno o lo otro?

Lutero:

Eso es lo que yo antes también pensaba. Cada vez que cometía un pecado iba a ver a un sacerdote para que mis pecados fueran perdonados y entonces volvía a ser justo, o eso pensaba. Pero un poco más tarde volvía a pecar y volvía a ser un pecador. Así iba alternando entre lo uno o lo otro y similarmente alternaba entre un falso sentido de seguridad por un momento (como si el pecado estuviera superado) y poco después sentimientos de desesperación (como si la gracia no hubiera servido de nada).

Hasta que vi que las dos situaciones no se alternan, sino que se dan al mismo tiempo: pecador en la realidad cuotidiana, pero justo en la esperanza. Es similar a un enfermo a quien el médico ha prometido que se curará. Por eso cree en ello y hace lo que el médico le manda para efectivamente curarse. ¿Ya está curado? No, está enfermo y está sano al mismo tiempo. Enfermo en la realidad, pero sano según la promesa del médico y por medio de la esperanza. El médico lo considera sano porque lo será. Le promete que la enfermedad no llevará a la muerte.